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1月3日の日本の昔話
El campesino y el TENGU
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Había una vez, un campesino anciano que iba cantando por el camino de las montañas arreando su caballo.
Corazón contento
al ir cuesta abajo la montaña
hasta los cascabeles de mi caballo repican
EEI SORA HOI HOI.
De pronto, del otro lado un TENGU (*) inmenso venía haciendo retumbar fuertemente sus pasos.
La naríz del gran TENGU era tan larga y grande como el brazo del campesino; y su cara era tan roja como el arco de la entrada de un templo shintoista acabado de ser pintado.
El gran TENGU y el campesino anciano se toparon en el angosto camino de montaña.
”Eh, abuelo, hágase a un lado!”
El anciano, sin dejarse apabullar por el tremendo grito del gran TENGU dijo:
“Aunque me digas que me haga a un lado, éste es mi camino. Además, con mi caballo somos dos. Házte tú a un lado”
Dijo, lanzándole una mirada fija.
“Hyhynnnn!”
Relinchó el caballo alentando a su amo.
“Viejo tonto, si te mantienes en tu terquedad, te agarro del cuello y te como”
“¿Ah sí?. A mi edad, no tengo miedo de morir tragado por tí, pero, antes me gustaría ver una cosa”
“¿Qué es lo que quieres ver?”
“Dicen que los TENGU… cualquier TENGU, puede hacer uso de magias, ¿es éso cieto?”
“Ja, ja, ja, ja. Aunque me veas en esta facha, soy el jefe de los TENGU, como no he de poder hacer magias”.
“¿Ah sííí?. He oído que los TENGU pueden crecer tan grande hasta el cielo, ¿tú puedes hacer eso?
“¿Crecer hasta el cielo?, ¡cómo no he de poder!”
“¿Será cieto?. Entonces, permíteme comprobarlo un poquito, antes que me tragues. Así podré llevarme una historia que contar al otro mundo”.
“¡Bueno!, fíjate bien eh!”
El gran TENGU puso su naríz hacia arriba y inhaló hondo.
Entonces, el gran TENGU creció y creció, hasta que traspasó las nubes.
Entonces el anciano sonrió pícaro y como si estuviera muy satisfecho dijo:
“Sr. TENGU, Sr.TENGU, ya lo ví y comprobé bien, por favor vuelva a su estado normal”
Entonces, el gran TENGU, exhaló el aliento y volvió a su tamaño original.
“Qué te pareció, abuelo?, ¿te asustaste no?. Bien entonces, me toca tragarte”
y estiraba la mano para cogerlo, a lo que, el anciano le dijo riendo:
“Eso dices, pero, crecer hasta el cielo lo puede hacer cualquier TENGU. Tú dijiste hace un momento que eras el jefe de los TENGU, por más jefe que seas, estoy seguro que no puedes empequeñecerte”.
“¿Cómo?!, yo soy el TENGU Número Uno de todo el Japón. Que puedo crecer pero que no puedo ¿empequeñecer?, no creas que mi magia es tan pobre. Verás, ahora mismo te lo demostraré”.
El gran TENGU exhaló fuertemente.
Fue achicándose más y más, hasta tornarse del tamaño del dedo meñique del abuelo.
Entonces el anciano, cogió al gran TENGU y lo colocó en la palma de su mano diciéndole:
“¡Qué bien!, más pequeño, más pequeño, así, sí, sí, sí… ¡muy bien!”
Hasta que el gran TENGU se tornó tan pequeño como un grano de frijol.
“¡Ajá!, ¡caíste!”
El anciano, pelliscó al “gran” TENGU con los dedos y se lo llevó a la boca y se lo tragó de un sólo golpe.
Luego,
ondeando ondeando
el crin
soplan los vientos primaverales hasta el pueblo
eeey HOIHOI
Cantando muy contento fue jalando su caballo camino de regreso a casa.
Fin
(*)TENGU es un ser imaginario que se supone vive en la profundidad de las montañas; tiene forma humana, cara roja, nariz inmensa, tiene alas y poderes sobrenaturales, puede volar a voluntad y posee un abanico que puede originar vientos huracanados.
Existen como parte de su clasificación los TENGU con cara de cuervo, llamados, KARASU TENGU.
Traducción al español: Keiko Tanahara
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